miércoles, 25 de noviembre de 2009

Setas, castañas y explosión cromática en el Río Calvo

Marcos Álvarez Pérez

Parece que el alocado tiempo de las últimas semanas ha sido el responsable de la abundancia de setas este año en la parroquia de Parada de Achas. Las Macrolepiotas han hecho acto de presencia por el área recreativa de Peña de Francia, mientras en el oscuro y húmedo entorno del Rio Calvo se han podido recolectar varios tipos de boletos, y en los pinares más altos de la parroquia han aflorado los níscalos. Además de estos grandes comestibles, por la zona se pueden observar cientos de hongos para fotografiar o estudiar en completas jornadas micológicas.

Las setas son un excelente comestible, ligero, y rico en vitaminas, pero debemos ser prudentes en su recolección, y estar siempre seguros de lo que nos llevamos al plato. Para tal fin existen numerosas guías en el mercado que nos pueden orientar, además de numerosos cursos y jornadas micológicas que nos enseñan a clasificar y distinguir los hongos más característicos de nuestro hábitat. En La comarca de Paradanta no hay mucha tradición micológica, aunque en los últimos años es más frecuente encontrarse a gente paseando por el bosque con una cesta y una navaja.

Otro de los maravillosos regalos que este otoño nos trae es la castaña. La ribera del río Calvo esta diseminada de castaños, centenarios, que en estos días han salpicado el suelo de ricas castañas.

Hasta hace poco, pensábamos que el castaño había sido introducido por los romanos, hará unos 2000 años, pero lo cierto es que el castaño lleva en Galicia desde épocas geológicas. Se han encontrado restos fósiles de especies similares a nuestro castaño, además de polen y frutos en turberas, con más de 5000 años de antigüedad. Todo esto atestigua que esta especie es propia de esta tierra desde muy antiguo. Lo que los romanos han hecho es distribuirlo y fomentar su cultivo en zonas que era escaso, surgiendo así los soutos.

En Parada de Achas, los castaños no están formando soutos, sino que permanecen diseminados con otras frondosas, por lo que se estima que su origen es más espontaneo que por la mano del hombre, aunque eso no implica que durante siglos, hayan sido fruto de aprovechamiento por parte de nuestros vecinos.
Estos días, si nos paseamos por la inmensa espesura, podremos llenar la cesta con ricas y grandes castañas, de excelente calidad, además de contemplar la más autentica y pura estampa otoñal.

Y para completar esa estampa, que mejor que disfrutar del espectáculo cromático que se forma con la llegada del frío. En estos días ya empiezan a asomar los tonos amarillos, marrones, y rojizos de los cerezos, abedules, castaños, y robles del río Calvo.

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