martes, 24 de noviembre de 2009

La responsabilidad de cada uno de nosotros ante las generaciones venideras

Evaristo Giráldez

En un día como el de hoy parece inapropiado recordar que los niños, especialmente en los países desarrollados con su alto grado de consumo, pueden aprender a dar algo a sus semejantes. El juez del Tribunal de Menores, Emilio Calatayud, nos llamó la atención en su día con el Decálogo para formar a un delincuente, dirigido más bien a los padres y educadores para evitar que nuestros hijos se convirtieran en pequeños tiranos. Pocas personas reparan en el hecho de que los niños también necesitan una conducción ética y “espiritual” que les prepare a asumir más tarde como adultos un papel útil en la sociedad. Sin embargo, esto está incluido en el principio décimo de la Declaración universal de los derechos del niño: «El niño debe ser educado en un principio de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes».

¿Cómo resulta esto en la práctica? Para nosotros, los europeos, puede resultar tal vez vergonzoso aprender en este punto algo de un país africano. Pero fíjense, por ejemplo, con qué aclaraciones y consejos trabajan en una escuela de Nigeria: «La madre amorosa le dirá a su hijo: “bueno, hijo mío, muchas cosas las tiene que investigar y experimentar el hombre para poder hacerlas mejor. También tú, como niño de la Tierra, tienes que ver la vida correctamente y aceptarla tal como te es dada”». ¿Cuánto bien le haría a más de un pequeño bribonzuelo enseñarle que no puede recibir todo lo que le apetezca y aceptar la situación tal como es? En el libro que usan en esta escuela para la formación moral de los niños “Liobaní. Yo cuento. Y tú, ¿escuchas?” puede leerse además: «Ahora, querido niño, no sólo debes amar a los animales de peluche que están sentados en tu estantería o junto a la ventana o que están acostados en tu camita. No debes amar sólo a los animales que están a tu alrededor o a los domésticos, el gato y el perro. Tú debes amar a todos los animales…».

Personalmente me avergüenza como europeo saber cómo tratamos a los animales de matadero y tener que aprender de un país “en vías de desarrollo” cómo pueden crecer los niños con una conciencia más desarrollada a favor de la naturaleza.

En estas fechas, en las que con motivo del “Día mundial del niño” muchas personas buscan soluciones, invitamos pues a reflexionar sobre la responsabilidad de cada uno de nosotros ante las generaciones venideras con la frase: «Tus padres te protegen y te instruyen para que te conviertas en un hombre de provecho y para que seas justo con todos tus semejantes»

No hay comentarios:

Publicar un comentario